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Wednesday 10 January 2018

Crimen e impunidad: ¿Hasta qué punto el poder y el dinero pagan el silencio?

Bajo la dirección del santandereano Hugo Santander, se presenta por estos días en el teatro Bernardo Romero Lozano Crimen e impunidad, una obra de teatro basada en hechos reales de poder, engaño y ambición, en donde un grupo de jóvenes universitarios se ven envueltos en un asesinato, causado por confusiones amorosas y alcohol.

Un elenco de lujo da vida a esta historia judicial, que busca dar claridad acerca de diversos asuntos que envuelven a jóvenes de la alta sociedad: Helga Díaz (Miriam), Alexandra Serrano (Tania), Manolo Cruz (Alirio), Carlos Alberto Pinzón (Páris), Camilo Hernández (Nemesio) y Billy Jackson (Víctor).

La historia se basa en el caso mexicano BMW negro y reafirma su importancia de acuerdo al Caso Colmenares. “El primero de ellos fue un crimen ocurrido en el 2004, en donde un muchacho de la alta sociedad asesina a otro accidentalmente, incluyendo al guardaespaldas como actor del hecho atroz. Sin embargo, repentinamente aparece una orden por parte de los altos mandos, comentando que debía ser liberado. Este joven era hijo de uno de los industriales más importantes en México”. Así comenta Hugo Santander, quien tuvo que atravesar una censura por parte del gobierno mexicano, pues la obra cuestiona directamente la política y la corrupción de ese país. Por ello, optó por partir hacia Colombia, con el mismo temor a ser juzgado, pero encontró que las puertas del CIRCA (Círculo Colombiano de Artistas) siempre estuvieron dispuestas para la presentación de este tipo de obras, que tienen como hilo conductor el suspenso, que por medio de una actuación dramática transmite adrenalina, permitiendo que el espectador se sienta juez frente a la problemática narrada.

Muchas implicaciones existían detrás de la presentación de una obra teatral como esta, en la que la ignorancia y corrupción de un gobierno quedan claramente expuestas y, más aún, cómo grandes empresarios pueden suplir estas falencias con dinero, buscando encubrir a sus seres queridos y no permitir que se cumpla a cabalidad la justicia. Así nos lo cuenta Alexandra Serrano, “lo increíble que es ver cómo el ser humano es capaz de hacer tantas cosas para salvar a un ser querido, tanto así que entra uno a cuestionarse acerca de qué límites alcanzaría por salvar a un ser cercano”.

Es allí donde la actuación limpia de cada uno de los intérpretes, entra a ser parte fundamental de la acogida del buen teatro por parte de los espectadores. Jugar un papel dentro de la formación de una nueva ciudadanía, de un estilo de vida basado en otra clase de valores, en donde prime la justicia y la verdad, antes que el crimen y la impunidad.

Helga Díaz con el papel de Miriam, una joven de clase alta, directamente involucrada con el crimen. Ingenua, dominante, malcriada, que pese a la densidad de la historia resulta siendo la menos mala, pero más afectada. Alexandra Serrano, interpretando a Tania, en un comienzo parece ser la víctima, con rasgos de nobleza, arrepentimiento, dolor y sufrimiento, y finalmente saca su lado agresivo y audaz.

Billy Jackson, el único actor extranjero, viene al país interpretando un papel bastante fuerte, Víctor, cargado de emociones, sentimientos, confusiones, la víctima de esta historia de suspenso y crimen. En contraparte a este hombre, encontramos a Alirio, interpretado por Manolo Cruz, un muchacho de las grandes élites del país, con rasgos de un ser humano con poder, dominante, sin pudor, ni temor; que resguarda sus grandes miedos en Paris (Carlos Alberto Pinzón), y en Nemesio (Camilo Hernández), amigos cercanos a la familia. El primero de ellos, como un agente servicial del joven, se convierte en la parte dominante y pensante en la planeación del encubrimiento frente al crimen. Según Carlos Alberto, París entra a limpiar los rastros que se han dejado frente al homicidio cometido. Y el segundo, Nemesio, cumple un papel con doble moral.

Pasa a convertirse en una figura paterna para Alirio, así lo comenta Camilo Hernández: “él se siente parte de la familia, tiene una relación paternal con el protagonista, con Alirio, puesto que la relación que él tiene con su padre es bastante distante, es de esas relaciones que solo dinero para sus hijos, entonces Nemesio encuentra ese tipo de relación padre-hijo”. Pero es también el asesino a sueldo de la familia. Se encarga de cometer los delitos, con el fin que el joven Alirio no se vea afectado al respecto.

Una historia con una dinámica muy distinta a la que el público está acostumbrado a ver y que deja de lado la comedia y el amor, para darle paso a una trama de suspenso, intriga, orgullo, crímenes y encubrimientos, elaborados netamente desde lo real, para así generar una respuesta mucho más directa por parte del espectador. Por medio del manejo de luces y una escenografía sencilla, la
ambientación trasmite esa falta de pudor de quienes se ven envueltos en un mundo de excesos y poder, en donde triunfan quienes más recursos tienen, pero que emocionalmente están acabados.
Laura Daniela Escobar López
Redacción Cultura, Entre Líneas

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